miércoles, 30 de enero de 2008

(12 de Enero de 2008)

(Van Rat comienza a escribir porque no encuentra el capuchón de su lapicera)

El hombre resurgió de la campana-pecera. Desde adentro los peces comen dulces húmedos de una cuchara y ríen de las redes tendidas por los pescadores por su parecido con las hamacas paraguayas. Los cimbronazos de la campana maldita desconciertan a los pájaros hasta dejar sus alas como constipadoras, a los árboles que se dualizan y despegan su copa como si fuera una estampilla mal ensalivada, a las flores que disgregan sus pétalos hasta construir un muro que inhiba la tijera. El ventilador con la campana-pecera como médium desestabiliza al paracaídas acorazado con rubíes. Cabellos demenciales, como no podía ser de otra manera en un hombre que trabaja en una “Tarantulería” de cartel potencialmente luminoso y visitado asiduamente por insectos adictos. Los perros deben cuidarse más que nunca de las garrapatas porque ahora portan hachas. La momia egipcia es molida a campanazos.
Tener especial cuidado con el hombre que se camufla con el río, sus brazos largos aspiran de el lado opuesto del mundo. Las mariposas adquieren la lógica de las abejas y en el circo los puñales van hacia las manzanas. La salida es la mentira.

sábado, 5 de enero de 2008

Fénix de cuatro plumas.

Los Fénix de cuatro plumas, a diferencia de los tréboles de cuatro hojas, traen una buena suerte moderada; así una persona que de con un Fénix de cuatro plumas probablemente sea bastante afortunada en las partidas de póker, sí y solo sí, se enfrenta con contrincantes albinos de un metro setenta.
El Fénix de cuatro plumas es un ave inmune al fuego, no se incendia ni siente la necesidad de reconstruirse y su relación con las cenizas se da solo a la hora de fumar tabaco.
El Fénix de cuatro plumas es un ave que nunca aprendió a silbar, pero eso no le impide bailar al ritmo de lo que silban los demás pájaros. Los cazadores furtivos nunca han tenido éxito cuando expedicionaron por su caza. Los pescadores, sin embargo, dicen haber atrapado varios Fénix de manera casual mientras extraían del mar con sus medio mundos toneladas de cornalitos. Los cazadores furtivos dicen que los pescadores mienten. Los pescadores no lo niegan. Entonces los cazadores se ofenden y empiezan una gran enemistad. Los que dicen la verdad son los pintores que los ven cada vez que abren su tacho de pintura atraídos por el olor y robando un poco para pintarse una quinta pluma que los des-acompleje. Inversores de la bolsa de valores tienen enjaulado un grupo de Fénix y aguardan sin demasiado éxito la aparición de un albino apostador de un metro setenta. Los albinos de un metro setenta no se quedan quietos y conociendo acerca de la energía negativa que le ejercen los Fénix tratan de conseguir tréboles de cuatro hojas inútilmente porque todo el mundo sabe que el trébol de cuatro hojas es el alimento del Fénix de cuatro plumas.