miércoles, 7 de noviembre de 2007

Ruud Tal van Rat: Descortesía.

Estaba acostado, ocupando dos asientos, casi recostado. Viajaba en una lancha interisleña repleta de embarazadas que estaban paradas y con palpitaciones. Los ojos apuntalaban a Van Rat para que ceda el asiento, pues era el único ser que no estaba engendrando. Las miradas lo ponían algo nervioso, no quería dejar de estar recostado, mucho menos ceder su lugar a una mujer embarazada. Observó entonces que un enano entraba en la lancha, se levantó y dejó su asiento disponible para el pequeño que no podía subirse porque le quedaba muy alto, Van Rat se echó a reír, motivando la marea de insultos inaudibles por el sonido de ese motor primitivo. No podía detenerse, hasta que sí, entonces gritó y sacó una espada de su bolsillo, cortando el asiento a mitad de altura y duplicándolo, el enano se sentó con comodidad, y una embarazada se dejó caer. Van Rat una vez parado, quería sentarse en el lugar del chofer que iba escuchando una melodía espantosa, puso un almohadón en su panza, parecía todo un embarazado, el conductor regaló el asiento. Los pasajeros reían, y se sacaban sus almohadones, el enano se ponía de pie y aplaudía, Van Rat no sabía conducir y se estrellaba contra el muelle. Van Rat era el único sobreviviente.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

woooow, genial genial!!.. lo hiba imaginando miestras leia.

saludos

Anónimo dijo...

...inutil es ceder lo que no nos corresponde, el mundo material no es ajeno a los impostores, mas poco importa a los ascendidos, Ruud Tal van Rat sube, mira, espera y vuelve a bajar, no por promedio, ni por fraude, solo por que el esta decidido a enseñar, la sabiduria de Salomon, la virtud de un Krshna, la sapienza de un Kathlon... Ruud Tal van Rat, que los impostores nunca te dejen atras, nos dejen atras, te engañen, nos engañen, al fin de cuenta lo mismo da.