sábado, 24 de noviembre de 2007

Ruud Tal van Rat: Espíritu lúdico.

Moría de sed su mejor amigo a pasos de una catarata aletargada, había entrado en su boca una hoja de un árbol donde desechaban desde voladores hasta peces que le pedían a los pescadores que los llevaran a defecar ahí. Sed y asqueroso sabor, no podía tragar ni gota, solo algunos buches y nada de devolver agua a la catarata, mejor regar ese árbol lleno de alfileres que simulaba ser cáctus. En el último buche quitose el por ese entonces psicológico mal sabor, y cuando iba a tragar la primer gota en un milenio, según el calendario de escarabajos, solo alcanzó para humedecer la nuez y deshidratarse. Van Rat sabía que el final era ineludible, por eso hacía tiempo tenía preparado un balde de agua paradójica para arrojarle a su amigo recién ido. Van Rat se comunicó en el mismo día con los familiares para invitarlos a un gran banquete en el que enseñaría a todos a jugar a un juego en el que todos debían hacer malabares para mantenerse acostados en el suelo. Aprovechó para ubicar a su mejor amigo en el plano que lo mostraba como el mejor equilibrista, y darle una muerte decorosa y rodeada de trofeos que nunca hubiera ganado porque nunca en la historia se le dieron trofeos a los panaderos.

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